El S&P 500 ha sido el faro de muchos inversores, pero tal vez sea momento de abrir el horizonte. Conocer otros índices globales puede marcar la diferencia entre una cartera reactiva y una estrategia verdaderamente diversificada.
El S&P 500 agrupa a 500 de las mayores compañías cotizadas en el NYSE y Nasdaq. Con aproximadamente el 80 % de la capitalización del mercado estadounidense, se ha convertido en la referencia obligada para medir la salud de la renta variable de gran capitalización en EE. UU.
Históricamente, su rentabilidad media a largo plazo ronda el 10 % anual, impulsada por la poderosa exposición a tecnología y sectores de crecimiento. Además, cerca del 30-40 % de los ingresos de estas empresas procede del extranjero, lo que alimenta la percepción de que basta con un solo índice para obtener suficiente diversificación.
Sin embargo, esta visión pasa por alto que tener ingresos globales no equivale a diversificación geográfica en bolsa. El riesgo regulatorio, político y de valoración sigue concentrado en la economía estadounidense.
Explorar más allá del S&P 500 no solo amplía el mapa de oportunidades, sino que te protege de la volatilidad concentrada en un único país.
Cada uno de estos índices presenta una combinación única de países y sectores. MSCI World y ACWI ofrecen un paraguas más amplio, mientras que EAFE permite identificar el valor en regiones que a veces quedan eclipsadas.
Para entender verdaderamente lo que aporta diversificar más allá de EE. UU., conviene comparar directamente la cobertura y el peso sectorial.
En cuanto al peso sectorial, el S&P 500 dedica cerca del 38 % a tecnología, mientras que MSCI World baja a un 29,9 %, con mayor presencia de financieros e industriales.
Respecto a rentabilidades recientes, las diferencias no siempre son abismales: en 5 años, el S&P 500 ha subido un 103,9 %, frente al 87,3 % del MSCI World. El péndulo se mueve según el ciclo económico, las tasas de interés y la innovación tecnológica.
La historia demuestra que el liderazgo de EE. UU. no es inmutable. Durante la “lost decade” de los años 2000, el S&P 500 perdió un 0,87 % anual, mientras que MSCI EAFE ganó un 1,58 %. En la década de 2010, el rendimiento se invirtió: S&P 500 creció un 13,56 % anual, contra 5,87 % de EAFE.
Estos vaivenes ponen de manifiesto la necesidad de buscar oportunidades fuera de EE. UU. cuando los ciclos globales estén a punto de girar. Un exceso de confianza en un solo mercado puede conducir a resultados mediocres en fases de corrección.
Para quienes invierten en fondos o ETFs, la oferta de productos globales sigue siendo muy sesgada a EE. UU., pero aporta mayor equilibrio:
Ir más allá del S&P 500 no es renunciar a su atractivo, sino añadir perspectivas que refuercen tu resiliencia en mercados volátiles. Con índices como MSCI World, ACWI y EAFE, tu cartera se beneficia de ciclos distintos y de economías que pueden adelantarse al siguiente gran auge.
La diversificación inteligente te permite surfear olas globales y no quedar atrapado en una playa cuando baja la marea. Atrévete a mirar más allá del índice famoso y construye un portafolio capaz de aprovechar el dinamismo de todos los rincones del planeta.
Referencias