En un mundo marcado por la volatilidad económica y la incertidumbre política, los metales preciosos han recuperado su protagonismo como activos de reserva de valor. El 2025 ha sido testigo de alzas históricas en el precio del oro y de un rendimiento destacado de la plata, reforzando su reputación como cobertura natural contra la inflación y refugios en tiempos de crisis.
El oro ha roto barreras psicológicas, superando los 4.100 USD por onza y acumulando una rentabilidad superior al 35% en el año. La plata, por su parte, presenta un alza del 24% en el mismo periodo, aunque aún cotiza por debajo de su máximo histórico.
Estos movimientos reflejan las expectativas de recortes de tipos de interés en Estados Unidos y la debilitación del dólar, factores que hacen al oro y la plata más atractivos para inversores globales. Además, las compras por parte de bancos centrales y el aumento de flujos hacia ETFs han reforzado la demanda.
Entender qué está detrás de este rally es clave para tomar decisiones informadas. Los inversores deben considerar cómo estos motores pueden continuar influyendo en precios futuros.
Históricamente, el oro se comporta como un seguro en momentos de caos financiero. Durante la crisis de 2008, mientras las bolsas caían, el oro subió un 30%, demostrando su capacidad de servir como activo tangible que mantiene su valor.
Sus ventajas principales incluyen:
Aunque la plata sigue por debajo de máximos históricos, su rendimiento del 24% y su mayor volatilidad la hacen atractiva para ciclos alcistas. La ratio oro/plata en 91 sugiere una infravaloración de la plata frente al oro, lo que puede traducirse en oportunidades de compra antes de nuevos picos.
Su papel de indicador adelantado en la industria de metales añade atractivo, pues suele anticipar movimientos del oro y de otros ciclos económicos.
Analistas estiman un rango de 4.200–4.500 USD/oz para el oro, con escenarios alcistas y de corrección que dependerán de los datos macroeconómicos y de la geopolítica global.
Existen múltiples vías para acceder a estos metales. Elegir la más adecuada dependerá de la tolerancia al riesgo, horizonte temporal y preferencias de liquidez.
Para construir una cartera equilibrada, combine metales preciosos con otros activos como bonos o acciones defensivas. Establezca puntos de compra escalonados y fije objetivos de venta basados en niveles técnicos y fundamentales.
También es recomendable destinar un porcentaje fijo de sus ahorros a metales, ajustando la exposición según la evolución de los mercados y las previsiones de inflación.
La diversificación monetaria global estratégica sigue siendo crucial en un entorno de incertidumbre. Oro y plata ofrecen un balance único entre estabilidad y potencial de revalorización histórica, convirtiéndolos en pilares indispensables para preservar la riqueza.
Al comprender los impulsores del mercado y las diversas formas de inversión, los ahorradores pueden prepararse para distintos escenarios y aprovechar las oportunidades que ofrecen estos refugios de valor.
Referencias