Los ETFs han revolucionado la forma en que inversores de todo el mundo acceden a los mercados. En este documento encontrarás todo lo necesario para comprender su naturaleza, funcionamiento y estrategias.
Un ETF (“Exchange Traded Fund”, fondo cotizado en bolsa) es un vehículo de inversión híbrido entre fondo de inversión y acción. Combina la gestión colectiva con la negociación continua en el mercado.
Estos fondos replican un índice, cesta de activos o sector, permitiendo adquirir o ceder participaciones durante toda la jornada bursátil, como si fuesen acciones comunes.
Existen ETFs de renta variable, renta fija, materias primas o mixtos, con distintas estrategias de réplica, mayoritariamente pasivas, que buscan igualar la rentabilidad de su referencia.
Al operar en bolsa, el precio de un ETF fluctúa en tiempo real. Cuando compras una participación, obtienes diversificación automática al exponerte a múltiples valores con una sola operación.
Para acceder a ellos solo necesitas una cuenta de valores o un bróker online. La compra y venta se efectúa con las mismas órdenes y comisiones que las acciones, y el valor evoluciona según los activos subyacentes.
Por ejemplo, un ETF que siga el IBEX 35 contiene las mismas empresas y ponderaciones que el índice español. Así, refleja de manera fiel su comportamiento.
El sector ETF ha alcanzado los $16.0 billones en AUM a mediados de 2025, con Norteamérica a la cabeza ($12.0 billones), seguida de Europa ($2.6) y Asia Pacífico ($1.37).
En el primer semestre de 2025, los flujos netos globales alcanzaron +$509.3 mil millones en equity y +$224.4 mil millones en renta fija. En Europa, los flujos ascendieron a $313.4 mil millones, frente a $213.4 mil millones en 2024.
Hoy existen más de 4.400 ETFs en EE.UU. y más de 3.100 en Europa, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 18-27% en los últimos años.
Según estimaciones de ETFGI y BBH, el mercado global podría alcanzar los $30 billones para 2030 y $54 billones para 2035.
Se observa un aumento notable en el lanzamiento de ETFs activos, que ya representan el 8% del mercado. Asimismo, crecen los temáticos y de Smart Beta, centrados en sostenibilidad, tecnología o dividendos.
Los equity ETFs dominan el mercado, aunque los de renta fija han experimentado fuertes flujos, especialmente en Europa, donde los inversores buscan refugio ante la volatilidad.
En España, los ETFs tributan en el IRPF bajo ganancias y pérdidas patrimoniales, al igual que las acciones. Los tramos son:
19% hasta 6.000 €
21% para 6.000-50.000 €
23% para 50.000-200.000 €
26% a partir de 200.000 €
No es posible el traspaso entre ETFs sin pagar el impuesto correspondiente, a diferencia de los fondos tradicionales. Además, existen modalidades de distribución o acumulación de dividendos con distinto impacto fiscal.
Para invertir en ETFs debes abrir una cuenta de valores con un bróker o entidad bancaria y seleccionar el producto que mejor se adapte a tu estrategia: índice, temática, geografía o activos.
Tras analizar la liquidez, comisiones y domicilio fiscal del ETF (España, Irlanda, Luxemburgo), solo resta ejecutar la orden de compra o venta en horario bursátil, con la posibilidad de operar desde importes muy bajos.
Un inversor que desee replicar el S&P 500 puede elegir un ETF domiciliado en EE.UU. o Irlanda, comparando comisiones y volumen diario. En España, para el IBEX 35 existen ETFs de múltiples proveedores con estructuras casi idénticas.
Para diversificar internacionalmente, un ETF MSCI World aporta exposición a más de 1.600 valores globales, mientras que un fondo temático de tecnología ofrece foco en empresas innovadoras.
En renta fija, los bonos gubernamentales de EE.UU. y Europa disponen de ETFs específicos, con vencimientos y calificaciones crediticias diversas, permitiendo ensamblar carteras ajustadas al perfil de riesgo.
Gracias a esta guía, dispones de las claves para evaluar, seleccionar y gestionar ETFs de forma informada, aprovechando sus ventajas y minimizando riesgos.
Referencias